Algunos remontan su origen en China, se dice que allí Marco Polo la descubrió en sus viajes en el siglo XIII y posteriormente la introdujo en Italia. Investigaciones más recientes confirman que las referencias más antiguas a la «pasta» (tal como la conocemos hoy en día) se sitúan en Italia y datan del año 1152. Para otros se remonta mucho más allá, a antiguas civilizaciones etruscas, que la elaboraban machacando diferentes cereales y granos y los mezclaban con agua para así poder cocerla. En la antigua Roma, también se encuentran referencias de platos de pasta y de máquinas para su elaboración, que datan del siglo III antes de Cristo.
Elaboración de pasta fresca
El ingrediente básico para elaborar la pasta es la harina mezclada con agua o huevo, pudiéndose añadir también una pizca de sal u otros ingredientes para enriquecerla. Seguro que has comido alguna vez pasta de colores, esto se consigue agregando puré concentrado de algunas verduras en la masa (espinacas para hacerla verde, tomate para la roja, remolacha para hacerla morada,…), incluso se puede usar tinta de calamar para dar color a la pasta negra.
Elaborar pasta fresca en casa es muy sencillo y gratificante, solo necesitaremos unos pocos ingredientes y algo de tiempo. No te preocupes si no tienes ninguna máquina para estirarla o cortarla, puedes usar un rodillo para elaborar planchas de pasta finitas para preparar una lasaña o cortar esas planchas en tiras de 2 cm para hacer parpadelle. Cuando la comas te enamorarás tanto del resultado que querrás hacerla siempre en casa.

Beneficios de la pasta
Los beneficios de comer pasta son muchos. Empezando que es uno de los platos más socorridos que hay, ya que cociendo un poco de pasta y agregando lo que tengamos en la nevera o despensa preparamos una ensalada en poco más de 10 minutos. Además la pasta es muy económica, puede consumirla y gusta a casi todo el mundo, sobre todo ahora que se venden con multitud de harinas, lo cual la hace apta para intolerantes al gluten o alérgicos al huevo.
La asociación de pasta con energía se debe a que el nutriente principal de este alimento son los hidratos de carbono, encargados de cargarnos las pilas sin un alto costo de digestión y sin demasiadas calorías. Al ser elaborada mayormente con harina de trigo y huevo, nos aporta también proteínas, fibra y micronutrientes importantes para el organismo (calcio, magnesio, potasio, fósforo) y vitamina B que permite un buen funcionamiento del sistema nervioso.
La pasta no posee colesterol ni casi grasas, por lo que es perfecta para seguir una dieta sana y equilibrada. Obviamente deberemos cuidar el tipo de salsa con la que la acompañamos, porque por muy sana que sea la pasta, si la acompañamos con una contundente salsa de mantequilla, ya no lo será tanto. Pero podemos preparar una rica ensalada de pasta -integral o no- con atún, cebolla morada, aceitunas negras, tomate y pimiento asado, la cual nos aportará todo lo necesario para una dieta equilibrada.
Cada tipo de pasta con su salsa
En el mercado existen infinidad de tipos de pasta, si bien he probado bastantes, me quedan muchos por probar e incluso por descubrir. Las hay de muchos tamaños y formas, e incluso algunas con rellenos deliciosos. Podemos comprar pasta fresca o también pasta seca. Pero es que no solo hay una gran variedad en el tipo de pasta sino que cada una de ellas es todavía más versátil a la hora de elegir la salsa con la que acompañarla. No todo el mundo lo sabe (o al menos no lo tiene en cuenta) pero cada tipo de pasta está especialmente caracterizada para combinar mejor con unas salsas o ingredientes determinados. Así pues los surcos, pliegues y cortes de cada variedad de pasta, «recogen» de manera diferente cada tipo de salsa.
Eso sí ya sea casera o comprada, fresca o seca, la premisa más importante que no hay que dejar de lado bajo ningún concepto es la de respetar los tiempos de cocción. Un plato de pasta, por muy bueno que sea el relleno o la salsa, si no está al dente o recién cocinada va a perder todo su encanto.

Pasta Corta
En esta categoría encontramos una gran variedad de formas y texturas: macarrones, penne (macarrones rallados), lazos, espirales (fusili), etc. La mayoría de ellas, gracias a sus concavidades, adhieren y recogen muy bien la salsa, lo que nos proporciona un gran sabor en cada bocado.
Combinan muy bien con gran variedad de salsas, especialmente las espesas y contundentes, como es el caso de la boloñesa, salsa de ricota o con verduras frescas de temporada. Son perfectas para salsas de textura gruesa, cuyos ingredientes tengan un tamaño similar al de la propia pasta, que puedan ser cogidos fácilmente con el tenedor.
Una receta clásica que no falla en casa los fines de semana es la fideuá de verdura y marisco.
Pasta Larga
Los más conocidos de esta categoría son los espagueti, pero en función del grosor de la cinta de pasta distinguimos entre vermicelli, fettucine, linguine, pappardelle, capellini, bucatini, linguine,…
Las más finas se pueden hacer con salsas homogéneas y ligeras, como salsa de tomate o salsa pesto, ya que son salsas que se adhieren bien (no queremos que nos quede la salsa en el fondo del plato, sino disfrutarla en cada bocado). Mientras que las pastas más anchas y gruesas van mejor con salsas más cremosas y espesas como la carbonara. Las salsas con las que lo acompañemos deben ser suaves y aterciopeladas, que nos dejen notar todo el sabor de la pasta a la vez que la salsa. En este sentido es muy correcto aliñarlas simplemente con un poco de aceite de oliva de buena calidad para disfrutar de un plato de 10. Combinan muy bien también con salsas finas de verduras o con pescado y marisco.
Recetas con pasta larga para disfrutar al 100%:
- Pasta con salsa cremosa de coliflor
- Pesto de rúcula y nueces {plato de pasta en 10 minutos}
- Pappardelle con alcachofa y guisantes
- Pasta con saludable y cremosa salsa de calabaza asada
- Fideos chinos
- Nidos de pasta con mascarpone al pesto
- Espaguetis con verdura y queso philadelphia

Pasta rellena
Si con los otros tipos de pasta las posibilidades eran infinitas, ahora lo son todavía mucho más. Aquí ya no solo entra en juego el tipo de salsa a escoger, sino que también el relleno de la pasta. Los tipos de rellenos son infinitos, por lo que cada relleno combinará mejor con una salsa u otra. Por lo general escogeremos salsas suaves y ligeras, aunque también nos vendrán bien las salsas cremosas. Debemos estrictamente una sencilla norma: escoger un tipo de salsa que no nos tape el sabor del relleno y que ambos sabores harmonicen bien. En esta categoría, los tipos de pasta más habituales son los raviolis, tortellini o panzerotti.
Si hablamos de pasta rellena horneada, el clásico por excelencia es la Lasaña, que al hornearse consigue retener y acentuar el sabor de una buena salsa. En este caso escogeremos un relleno con mucho sabor y consistente, que le de cuerpo al plato.
Las mejores recetas de lasaña:
- Lasaña de acelgas y/o espinacas con queso mascarpone
- Lasaña de merluza con bechamel al eneldo
- Lasaña de verano
- Lasaña de carne
Otro clásico de la pasta horneada son los canelones, que pueden elaborase mediante láminas de pasta con las que enrollamos el relleno o con unos tubos de pasta ya listos para rellenar con lo que más nos apetezca. Mis favoritos son los canelones de carne tradicionales.
Pero no podemos olvidarnos tampoco de los galets, si bien es la sopa rellena de navidad por excelencia (no te pierdas la sopa rellena de bacalao y marisco), también podemos prepararlos sin caldo, como es el caso de estos galets rellenos de espinacas y queso con salsa de pimientos.
A modo de conclusión decir que conseguir un equilibrio entre el contraste de texturas y sabores es la clave para disfrutar de un auténtico y delicioso plato de pasta.