Los que me conocéis sabéis que me vuelvo loca por un buen rebozado: con una buena capita de rebozado, muy crujiente y nada aceitoso al paladar (esto último casi que es lo más importante). Conseguir un buen rebozado, o una fritura en general, es muy fácil si sabes cómo hacerlo.
Conseguir una fritura perfecta
Tu madre y tu abuela preparan unas patatas fritas muy crujientes, unas croquetas perfectas y un escalope con un rebozado crujiente y perfecto. Pero resulta que cuando tú quieres hacerlo en casa se te quedan las patatas blandas, las croquetas se te abren y se les escapa el relleno y el escalope está tan aceitoso que no te apetece ni comerlo. ¿Te ha pasado alguna vez? A mí más de uno la verdad, pero siguiendo unos pequeños truquitos eso es ya agua pasada.

En el caso de las patatas fritas es importante que estén cortadas todas del mismo tamaño, bien limpias y escurridas. A continuación, con el aceite bien caliente y con una cantidad abundante de aceite (tiene que cubrirlas) las freiremos removiendo lo menos posible, hasta que estén bien doradas por ambos lados por igual.
Una cuestión muy importante a la hora de freír cualquier alimento es que el aceite que vayamos a usar, además de caliente, esté limpio. Con limpio no me refiero a que esté sin usar, pero sí que esté sin restos del rebozado anterior. En el caso de haber frito unas patatas, será tan sencillo como usar un colador fino para poder volver a usar ese mismo aceite. Además, no debemos usar un aceite de freír pescado para freír después carne o unas verduras, ya que ese aceite tendrá el sabor del pescado y nos estropeará los sabores del plato actual.
Un error muy común es llenar mucho la sartén o la freidora, de modo que los alimentos se amontonan, se pegan y quedan blandos. Es mejor freír en cantidades menores y en varias tandas.
Inmediatamente después de realizar la fritura, debemos colocar el escalope, patatas, pescado,… sobre una bandeja cubierta con papel de cocina absorbente. De este modo eliminaremos el exceso de aceite a la vez que conseguiremos un resultado muy crujiente. Ya que si colocamos los rebozados llenos de aceite unos encima de otros, se acaban ablandando.
Comeremos los fritos inmediatamente, antes de que se enfríen. Ya que si lo comemos frío o lo recalentamos, ya no serán lo mismo.
La freidora, tu aliado perfecto
Una buena herramienta para conseguir una buena fritura es una freidora de aceite, si bien las hay de diferentes tamaños, yo me decanto por las pequeñas, ya que con a penas 1 litro de capacidad entran bien en cualquier cocina. Este tipo de freidoras son perfectas para nosotros, pues solo somos dos en casa y las frituras las reservamos para contadas ocasiones: podemos usarla y guardarla en un momento sin ningún tipo de esfuerzo. Eso sí, si en tu casa sois muchos o preparáis frituras a menudo, necesitarás un modelo más grande.

«Frituras» sin aceite, para una alimentación más sana
Para aquellos que queremos cuidar la línea, tenemos a nuestra disposición las freidoras sin aceite. Las freidoras sin aceite cocinan los alimentos haciendo circular el aire caliente sobre ellos, por lo que con una cantidad mínima de aceite podremos conseguir unas deliciosas y crujientes patatas fritas.
Mi madre tuvo una durante muchos años y las patatas quedaban estupendas, además la usaba mucho también para elaborar salsas, ya que además de calentar, tenía unas palas que iban removiendo el producto. He de reconocer que es un aparato muy práctico, ya que puedes abrir la tapa e incorporar los ingredientes en diferentes tiempos y era muy fácil de limpiar, ya que no se pegaba nada de nada. Hoy en día yo tengo una freidora de aire de gran capacidad.
Otra muy buena opción es cocinar los alimentos en el horno, incluso podremos conseguir rebozados crujientes que nada tienen que envidiar a los fritos.

¿Y a ti, qué te gusta de una buena fritura?